|Por Andrea López|
Qué mayor sorpresa que la obviedad.
Temporada de caza.
Una flecha sin filo.
Promociones frescas.
Nada como un buen trozo de realidad, de formar parte de la lista soñada,
para reconocer los cambios ocultos.
Lo sientes hasta que viajas en el tiempo
y eres testigo de lo que ya sabías:
Siempre estuviste en oferta.
Nos buscan, nos cazan.
Cazan la ilusoria fachada de ingenuidad.
“No es cierto, nos dicen, “todo está en tu cabeza”.
“Soy tu compa”, claro, “así soy con todos”.
No, no están mintiendo.
No, no dicen la verdad.
Así son, pero con nosotras, las elegidas por su divinidad
como ofrenda en pausa.
Hasta saturarnos.
El amigo cambia el trofeo
cuando le hace falta pared.