|Por Daniela Morales|

He sido concebida por un aroma floral.
Es tu perfume igual al mío
estamos unidas
piel a piel.
Pétalo de tu arbusto,
un lima pálido, más tarde flor.
Tu pecho es mi almohada y tus brazos mi cama.
Mi boca a media luna pide tu seno,
cual cielo percibo suave y tibio.
Simulo nubes tus puntas
de las cuales mamo el néctar natural.
De noche tus cabellos cobijan
cantan y arrullan a mis ojos:
par de ventanas en invierno por tus labios de ave.
Y aunque mis manos hacen el papel de voz,
podría cambiarte el nombre
y llamarte madre con tan solo tocar tu rostro.